El sistema de climatización para la vivienda dispone en la actualidad de una cantidad de modelos que se ajustan a todo tipo de necesidades. Entre las más destacables, gracias a los beneficios que reporta, se encuentran las instalaciones de climatización como las de suelo radiante, que emiten calor desde la parte más baja de la casa para proporcionar tanto calor como frío sin depender de costosos sistemas.
Los suelos radiantes garantizan la eficiencia energética, un factor que busca, por un lado, un consumo eléctrico que gaste lo justo y necesario. Para ello, lo ideal sería disponer de dispositivos electrónicos y electrodomésticos que desperdicien y almacenen suministro. De este modo, se consigue lograr el ahorro de energía que permite, por otro lado, y en consecuencia, que el usuario consiga reducir de manera considerable el dinero a pagar en las facturas eléctricas del mes.
Pese a que no se trata de una de las opciones que mayor demanda recibe en el mercado español, lo cierto es que a nivel global se trata de una tecnología vanguardista con tendencia creciente en los últimos años. Su éxito viene dado por las ventajas que ofrece a nivel medioambiental y económico.
Cómo proporciona calor un suelo aislante en el hogar
El suelo aislante percibe la temperatura de confort que precisa un cuerpo humano para adaptarse a la temperatura ambiente, a través de producir una sensación adecuada, el equilibrio mejor dicho, ante las condiciones climáticas determinadas. De este modo, el usuario no precisa de una instalación de aire acondicionado o de estufas, cuyo coste de consumo puede llegar a elevar la factura eléctrica.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), de hecho, señala que este equipo térmico es capaz de proporcionar el máximo confort entre los usuarios de la vivienda de la forma más sostenible que se conoce hasta el momento. Se consagra, por lo tanto, como una apuesta fértil de presente y de futuro para mitigar los efectos de las partículas contaminantes que generan los sistemas de consumo eléctrico que dependen de combustibles como el petróleo.
Aspectos positivos a valorar de los suelos radiantes
De forma directa, el consumidor experimenta las siguientes ventajas:
- El ahorro de energía frente a un sistema convencional eléctrico puede llegar a ser del 20%. Por lo tanto, su consumo es más bajo frente a los demás sistemas convencionales.
- Se trata de una instalación saludable, ya que como no produce corrientes de aire. Así, no se mueve el polvo ni provoca sequedad, humedales y la aparición de ácaros.
- El proceso se puede revertir, de manera que en verano se puede enfriar el suelo y en invierno produce el efecto contrario.
- A diferencia de cualquier sistema tradicional como los radiadores, esta instalación no afecta a la estética ni el diseño del hogar, ya que no ocupa espacio adicional en la casa.
- Se adapta a cualquier tipo de suelo, ya sea parquet, mármol o madera, entre otras.
- No es una instalación complicada de realizar, de hecho, las empresas del sector comercializan sin realizar ningún tipo de obra concreta.
Tipos de suelos radiantes
Entre los modelos más significativos, existen tres formas de instalar el suelo radiante en la vivienda:
- Por un lado, la calefacción de suelo radiante eléctrico por medio de agua caliente: el sistema funciona a través de tuberías que se entierran bajo el suelo.
- Por otro lado, la calefacción de radiante eléctrico se consigue a través de consumo de electricidad, ya sea mediante la caldera de gas natural como por una instalación con bomba de calor como puede ser la aerotermia.
Por último, la calefacción de suelo radiante mediante fibras de carbono supone el modelo de mercado más vanguardista en el que se transmite el calor por filamentos de fibra de carbono.
